Sobre una frágil rosa
fabricaba una Araña cierto día
su tela portentosa,
y cuenta que decía,
con su trabajo ufana:
“Ya decidida estoy: desde mañana
me he de poner aquí de centinela,
y como tengo industria y maña y brío,
no pasará jamás junto a mi tela
ni un sólo moscardón que no haga mío.”
Dando entonces rugidos llegó el Viento,
y arrebató violento
hojas, tela, proyectos y esperanzas.
Así también su dicha de repente
desvanecerse ve con honda pena
aquel que sobre arena
va a fabricar palacios imprudentemente.
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